Vilaflor de Chasna es uno de los municipios más llamativos y atrayentes de Tenerife, ya que es el único municipio del sur de la isla que no tiene salida al mar. Por otro lado, estando su cabecera a unos 1400m de altitud, es el municipio más alto de Canarias y uno de los más elevados de España.
Se trata de la zona protegida más extensa de Canarias, refugio de las mejores muestras de pinar y vegetación de alta montaña de Tenerife. Y es desde esta altitud donde parten muchos de los impresionantes barrancos que escarban la isla aquí y allá.
El relieve de Vilaflor se caracteriza por ser medianamente irregular y compuesto por grandes desniveles que dan lugar a un terreno con numerosas excavaciones generadas por barrancos, como son los casos del Barranco de La Magdalena, el Barranco de Las Mesas, el Barranco de Eris o de Carnero, situado entre Vilaflor y Granadilla, y el de El Rey, entre Adeje y Vilaflor. Pero además de ello, la presencia de distintos conos volcánicos que se reparten en el sector de cumbre da lugar a un territorio realmente contrastado, en donde se combinan los sectores más llanos con los de mayor pendiente.
Diferentes localizaciones del municipio,
Vilaflor de Chasna
Por otro lado, el tramo superior, aproximadamente desde la cumbre, por encima de los dos mil metros, hasta los 1.400 metros de altitud está conformado por un talud de acusada pendiente que salva un desnivel de 1.000 metros en tan solo cinco kilómetros de distancia, hecho que evidencia una gran inclinación. Desde 1.400 metros hacia las cotas menos elevadas, el desnivel es mucho más suave, hallándose relativamente hasta el límite meridional del término, que se sitúa en torno a los 800-900 metros de altitud.
En lo que respecta a los aspectos geológicos, la mayor parte del territorio está constituido por coladas de piroclastos basálticos y traquibasálticos, de las Series volcánicas III y IV, propias del período Cuaternario, hace menos de 2,5 millones de años. Entre las formaciones compuestas por los citados materiales volcánicos sobresalen algunas elevaciones como el roque de Jama, al sur, y, en particular, el Sombrero de Chasna, al norte, que alcanza una altitud de 2.411 metros y está constituido por una colada traquítica muy potente que coronó el centro de la emisión y que ha dado lugar a una cierta erosión diferencial.
Entre dicha elevación y el roque de Jama existe un considerable número de conos volcánicos alineados, todos ellos de la Serie III, bastante bien conservados y que adoptan, generalmente, una dirección norte-sur, en donde tuvo lugar la apertura del eje estructural y entre los de mayor envergadura cabe destacar la montaña de Los Guaniles o de La Vica, la de Los Pinos, de Los Listones o de Las Fuentes, entre otras. Por su parte, al sur del pueblo de Vilaflor sobresalen la montaña de El Coto y la de El Pozo, las cuales también configuran buena parte del territorio. Las coladas emitidas por todos estos centros volcánicos siguen una dirección norte-sur, yendo hacia el mar y conformando así una plataforma de materiales que han rellenado la parte baja de los términos municipales de San Miguel y Arona, ambos a los pies de Vilaflor.
Finalmente, en los altos de Granadilla de Abona, en el límite con el municipio, destacan las montañas de Las Mesas y la de Las Coloradas, cuyas coladas se apoyan sobre el denominado lomo de Simón, que es una extrusión de materiales ácidos que debió producirse entre la serie II y III posiblemente durante el Pleistoceno.
Se trata, en resumen, de un territorio con un gran pasado volcánico, en donde el paisaje y el patrimonio geológico ocupa un protagonismo claro y de fácil identificación, que se ve acompañado de los pinares existentes, dificultando con ello que la población se distribuya con facilidad en un espacio ya de por sí reducido.