El Paisaje Protegido de Ifonche se localiza en la vertiente suroccidental de la isla de Tenerife, en la comarca de Chasna, extendiéndose sobre una superficie de 774’8 Ha, en los términos municipales de Adeje, con 172’6 Ha (22’27 % del territorio protegido) y Vilaflor de Chasna con 602’2 Ha (77’73%).
A grandes rasgos, el espacio se encuentra delimitado, al este, por el municipio de Vilaflor de Chasna, prolongándose hacia el oeste sobre una sucesión de coladas y edificios volcánicos, hasta alcanzar las laderas del Barranco del Infierno y la sucesión de roques que cierran el valle de Adeje. El límite meridional se inscribe en un sector de escasa pendiente e intensamente antropizado , mientras que el límite septentrional conecta con el Parque Natural de la Corona Forestal.
El rango de altitudes dentro del Paisaje Protegido oscila entre la cota mínima de 930 m (proximidades de Ifonche) y la máxima de 1.576 m (Montaña Ciruelita).
El Paisaje Protegido de Ifonche está constituido por un paisaje rural de caseríos dispersos, con numerosas huertas y parcelas de cultivo abancaladas, preparadas con muros de piedra seca y depósitos de jable. Actualmente, la mayoría están abandonadas, aunque subsiste una cierta actividad agrícola fundamentada en el cultivo, tanto de regadío como de secano. Esta actividad se concentra en la zona de Guayero y, sobre todo, en los alrededores del caserío de Ifonche. La parte norte del espacio protegido está ocupada por formaciones de pinar tendiendo a reocupar los terrenos de cultivo abandonados, sobre todo en las cotas altas.
El Paisaje Protegido de Ifonche es, en gran medida, un espacio agrario, con predominio por tanto de los componentes antrópicos, sin olvidar que un elevado porcentaje de este está ocupado por pinar. En su parte central tienen una gran importancia visual los edificios volcánicos cubiertos solamente por una vegetación rala.
El Paisaje Protegido de Ifonche se extiende en parte sobre el eje Norte-Sur de construcción de la isla, que es el que presenta menor apariencia de dorsal y que, al contrario de los otros dos ejes (nordeste-sudoeste, nororeste-sudeste), ha permanecido inactivo en los últimos 500.000 años. Los materiales pertenecen pues a todas las series volcánicas presentes en la isla, excepto a la Serie IV o Reciente.
Aparecen, de forma testimonial, productos de esta serie en el extremo suroccidental del espacio protegido, donde constituyen los Roques de Imoque y Los Brezos. Son los restos, muy erosionados, de un macizo antiguo creado por la acumulación de coladas basálticas de escasa potencia.
Ocupa una superficie más importante, con materiales pertenecientes a toda la escala de alcalinidad, desde los más básicos a los más ácidos, pero con predominio de los materiales intermedios, de naturaleza traquibasáltica. Los materiales más antiguos de esta serie se encuentran en los barrancos encajados, al norte del caserío de Ifonche. Sin embargo, la mayor representación de esta serie corresponde a coladas de fonolitas y traquitas procedentes de centros de emisión que se encontrarían en torno al gran edificio pre-caldera. La excepción la constituye Montaña Mohíno, domo que originó coladas de fonolitas parcialmente cubiertas por los materiales de la Serie III.
Los materiales pertenecientes a esta serie constituyen la mayor parte de la superficie del espacio protegido y, al contrario de los de la serie anterior, sus centros de emisión se encuentran en muchos casos en el interior de este. Estos centros de emisión son c onos de piroclastos bien conservados, pertenecientes al Pleistoceno Superior (edad inferior al millón de años) y son conocidos por los siguientes nombres: Montaña Ciruelita y Montaña de los Lirios, que forman un edificio doble; Montaña de Doña Cándida, con tres bocas eruptivas; Montaña de los Pinos; Montaña de los Listones y Montaña de la Medida. Estos volcanes dieron lugar a coladas basálticas, algunas de gran potencia, que rellenaron el relieve previo, configurando una plataforma más o menos llana en la que destacan los conos de piroclastos.
La vegetación del Paisaje Protegido de Ifonche está condicionada por su localización y por su orografía. Se encuentra localizado aproximadamente entre los 900 y los 1500 metros de altitud, en situaciones que se corresponden con los terrenos potenciales del pinar. No obstante, la activa e intensa transformación antrópica sufrida por este espacio ha determinado que el pinar sólo ocupe una fracción de la superficie total del Paisaje Protegido, siendo reemplazado por cultivos.
Las principales comunidades vegetales presentes en el Paisaje Protegido de Ifonche son las siguientes:
Como ya se ha mencionado, el territorio del Paisaje se corresponde potencialmente con dominios de pinar, por su altura y situación, de ahí que el pinar deba ser considerado como la formación climatófila.
En función de su estado actual se pueden definir varias tipologías:
Aparecen ligadas a barrancos donde existe flujo de agua durante la mayor parte del año. En el Paisaje Protegido de Ifonche se encuentran relegadas al cauce del Barranco de las Goteras. Es una formación arbórea que forma bosques de galería siguiendo los cauces donde vive, llegando desde cotas muy bajas hasta las cumbres. Domina en el estrato superior el sauce canario (Salix canariensis), que en este caso convive con un matorral compuesto por las especies propias del pinar circundante y también es frecuente la presencia de zarzas (Rubus inermis) en el estrato inferior. Los sauces presentan una cobertura variable según el punto del cauce, aunque puede llegar a ser muy alta (hasta el 95 %), con ejemplares de tamaño mediano o pequeño, aunque es de notar la presencia de algunos de hasta 7 m.
Se definen las comunidades rupícolas como aquellas que viven sobre sustrato rocoso, sobre rocas, en riscos y laderas con muy poco suelo, aprovechando las grietas o fisuras de las rocas.
Destacan por su importancia la palomera (Pericallis lanata), acompañada por especies como el bejeque (Aeonium holochrysum). Se puede encontrar en los sectores más escarpados del espacio, en las laderas de los barrancos y zonas con fuertes pendientes y una cierta umbría, apareciendo las formaciones más espectaculares en el barranco de las Goteras.
A diferencia de las anteriores, no se trata de comunidades naturales, sino que son producto de la degradación antrópica efectuada sobre la vegetación potencial, básicamente con fines agrícolas. Aquí se incluirían las formaciones propias de la degradación o de las etapas jóvenes del pinar, como los escobonales, codesares y tajinastales, fases previas a la instalación de los pinos, que ya han sido mencionadas antes, así como las comunidades de suelos degradados como los jarales y tomillares. Esta formación se origina sobre suelos pedregosos y decapitados como consecuencia de la intensa degradación de los pinares y la pérdida del suelo. Aparece como dominante el jaguarzo (Cistus monspeliensis), acompañado por la jara (Cistus symphytifolius) y el tomillo salvaje (Micromeria kuegleri).
Bajo esta denominación se recogen todas aquellas comunidades vegetales que colonizan los terrenos de cultivo una vez abandonados éstos. Se trata generalmente de comunidades herbáceas constituidas por especies de distribución ecológica y mundial amplia, a menudo anuales y con apetencias ruderales y/o nitrófilas. Entre esas comunidades cabe destacar la constituida por las poblaciones de maravilla (Calendula arvensis), que constituyen comunidades propias de terrenos recién abandonados o en barbecho, que llegan a tener una gran densidad y una elevada biodiversidad.
Como ya se ha mencionado, el Paisaje Protegido de Ifonche ha sido modelado en su actual configuración por la existencia de una intensa actividad agrícola a lo largo del tiempo, la cual, si bien ha remitido de forma notoria, sigue teniendo una cierta relevancia. En consecuencia, una gran parte del territorio del espacio protegido está ocupado por terrenos de cultivo, muchos de ellos abandonados o en barbecho, pero otros aún en explotación. Se trata por lo general se cultivos dispersos, dedicados a la plantación de viñas y, en menor medida de papas, millo y otros.
La flora del Paisaje Protegido de Ifonche incluye un número elevado de taxones en su componente vascular, que es la mejor estudiada. Se pueden detectar un número próximo a las 100 especies de plantas con flores. De esas especies, se han reconocido hasta 53 taxones endémicos, 10 de ellos macaronésicos, 35 canarios y 8 insulares. Asimismo, diversas especies se encuentran protegidas por la legislación vigente o bien figuran como amenazadas en alguno de los listados de flora amenazada de Canarias.
La localización geográfica determina que el principal componente de la fauna del espacio, tanto vertebrada como invertebrada, esté constituido por la fauna propia de los bosques de pinos. También va a ser importante la fauna típica de pastizales y cultivos abandonados, y la de fondos de barranco.
Las condiciones climáticas dominantes en el espacio no constituyen un hábitat especialmente favorable para los invertebrados, que normalmente prefieren los ambientes húmedos, siendo por tanto más abundantes en los cauces de los barrancos y en las proximidades de estanques y conducciones de agua.
El mayor número de especies corresponde a los artrópodos, y dentro de éstos, a los insectos, aunque hay buena representación de otros grupos, como los crustáceos isópodos de la familia Porcellonidae (“cochinillas o vaquitas de humedad”), los miriápodos diplópodos (como Ommatoiulus moreletii) y quilópodos (como Scolopendra marsitans), y arácnidos.
Existe una importante representación de mariposas tanto diurnas como nocturnas. Entre las primeras destaca el endemismo tinerfeño Hipparchia wyssii, y el endemismo canario Cyclyrius webbianus. Mientras que entre las nocturnas mencionar entre otras Noctua pronuba, Agrotis trux, Paranatalia tenerifica y Paranataelia whitei (estos dos últimos endemismos canarios).
La fauna vertebrada está dominada, como es habitual en las islas, por la avifauna, que presenta el mayor número de especies, si bien también se localizan reptiles y mamíferos.
Entre los reptiles sólo se han encontrado dos especies, el perenquén (Tarentola delalandii), poco común, y el lagarto (Gallotia galloti), bastante más habitual en los muros de piedras y bajo éstas, así como en las zonas de jarales.
Las aves cuentan con un total de 25 especies presuntamente nidificantes, todas ellas autóctonas, así como con la presencia de una especie migratoria invernante, Turdus philomelos. El principal contingente de la avifauna se corresponde con especies de hábitos forestales, como el canario (Serinus canaria), el mosquitero común (Phylloscopus collybita) y el herrerillo (Parus caeruleus), todas ellas bastante comunes, junto con especies menos habituales en el espacio, pero de clara localización forestal, como el reyezuelo ((Regulus regulus), el pinzón del Teide (Fringilla teydea) y el pico picapinos (Dendrocopos major). También en las zonas forestales, pero en lugares más húmedos como cauce de barrancos, aparecen especies como el petirrojo (Erithacus rubecula) o el mirlo (Turdus merula). Aún más ligada al agua, en la proximidad de estanques, se puede encontrar la alpispa o lavandera (Motacilla cinerea). Otras especies destacables son el tabobo o abubilla (Upupa epops), el alcaudón (Lanius meridionalis), la curruca cabecinegra (Sylvia melanocephala), la curruca tomillera (Sylvia conspicillata) y la curruca capirotada (Sylvia atricapilla).
En zonas más abiertas cabe citar la presencia del bisbita caminero (Anthus berthelotii), bastante común en la zona, sobre todo en la parte sur del espacio, en las zonas más llanas, compartiendo esos hábitats con la perdiz moruna (Alectoris barbara) y en buena parte con el triguero (Milliaria calandra). También se puede citar, sobre todo en las zonas de cultivos, la presencia de dos fringílidos, el pardillo o millero (Acanthis cannabina) y el verderón (Carduelis chloris). En el propio núcleo de Ifonche se ha constatado la nidificación de varias parejas de gorrión chillón (Petronia petronia). En el Barranco de Las Goteras nidifica el vencejo unicolor (Apus unicolor) y la paloma bravía (Columba livia) lo hace en dicho barranco y en los llanos comprendidos entre las montañas de Doña Cándida y Mohino. También se ha detectado la nidificación de la tórtola (Streptopelia turtur).
Por su parte, se han citado para el espacio natural un total de cinco especies de rapaces, una nocturna, el búho chico (Asio otus), observado en el barranco de las Goteras y probablemente nidificante, y cuatro diurnas, en concreto el cernícalo (Falco tinnunculus), la más común, nidificando sobre todo en los barrancos y roques, el aguililla o ratonero (Buteo buteo), el gavilán (Accipiter nisus), ambas también posiblemente nidificantes, y el halcón de Berbería (Falco pelegrinoides), que cuenta con una pareja nidificante muy cerca del espacio natural, en el que se adentran con frecuencia.
Dos especies que se pueden encontrar en el Paisaje Protegido, aunque no nidifican en él, son el cuervo (Corvus corax), de hábitos rupícolas, sobrevolando la zona del barranco del Rey y alrededores, y la gaviota argéntea (Larus cachinnans), que frecuentemente sobrevuela las partes bajas del espacio en bandadas de numerosos individuos.
Por lo que respecta a los mamíferos, las únicas especies autóctonas corresponden a tres quirópteros (murciélagos), Plecotus teneriffae, endemismo canario encontrado en la galería de La Coruja Baja, aunque también debe vivir en el Barranco de las Goteras, Pipistrellus maderensis, endemismo macaronésico y Tadarida teniotis, ambos presentes en las grietas y oquedades del Barranco de las Goteras. El resto de las especies de mamíferos han sido introducidas por el hombre, como es el caso del erizo moruno (Atelerix algirus), bastante común en la zona sur, entre Montaña La Medida y Guayero, el conejo (Oryctolagus cuniculus), abundante en las zonas más despejadas, la rata de campo (Rattus rattus), en casas abandonadas, galerías y zonas con almendros y el ratón común (Mus musculus), común bajo piedras, en casas abandonadas, etc.
De los vertebrados presentes en el Paisaje Protegido, varios de ellos aparecen en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas, como Falco pelegrinoides, calificada como “en peligro de extinción”, y Fringilla teydea, Plecotus teneriffae y Pipistrellus mederensis, todas ellas consideradas “vulnerables”.
Referencias:
Gobierno de Canarias
Consejería de Medio Ambiente y Ordenación Territorial
Viceconsejería de Ordenación Territorial
Dirección General de Ordenación de Territorio