El Monumento Natural de Montaña Colorada se ubica en el sector sur de la isla de Tenerife. Se trata de un conjunto de edificios volcánicos (Las Mesas, Tiones, Las Coloradas y la Rica), con un desarrollo altitudinal que alcanza los 1.524 m.
Este espacio natural protegido (ENP) forma parte de los municipios de Granadilla de Abona y Vilaflor, con una superficie total de 515,3 Ha, incluyendo el límite administrativo entre estos dos municipios, de las cuales un 84,7 % pertenecen al Municipio de Granadilla de Abona y un 15,3 % a Vilaflor.
Este espacio fue declarado por la Ley 12/1987, de 19 de junio, de Declaración de Espacios Naturales de Canarias, como paraje natural de interés nacional de Montaña de Las Coloradas, y reclasificado a su actual categoría por la Ley 12/1994, de 19 de diciembre, de Espacios Naturales de Canarias. Con esta última ley el Monumento quedó incluido en la Red Canaria de Espacios Naturales, con el código T-19.
El Monumento Natural de Montaña Colorada se encuentra dentro del Valle de San Lorenzo, identificándose como un conjunto de edificios volcánicos poligénicos donde el principal aspecto a destacar es una gran complejidad, impuesta por esta diversidad de orígenes y por los intensos procesos de erosión que ha sufrido el conjunto y que configura, en parte, el paisaje de las zonas altas de la isla de Tenerife.
El Monumento Natural se caracteriza fundamentalmente, y desde el punto de vista geológico, por un domo de extrusión conocido como Lomo de Simón y el cono de Las Coloradas, además de tres conos de piroclastos con los que forma una alineación SE- NW.
El origen inicial del domo se encuentra en una potente emisión de coladas ácidas muy espesas de la Serie Cañadas que tras una deformación típica toma apariencia de colada corta (lomo de Simón) y, posteriormente, es desmantelado por erosión parcialmente. De entre el resto de los edificios que aparecen en el Valle, Montaña Colorada destaca por un estado de conservación de peores condiciones que el resto de los conos debido a su mayor antigüedad y unos materiales muy erodibles.
Por otra parte, el Espacio destaca por la aparición posterior al domo de nuevas erupciones basálticas pertenecientes a la serie III que dieron lugar a los conos piroclásticos mencionados (Las Mesas, Tiones y La Rica). Estos se pueden encuadrar en algún momento dentro del Cuaternario, concretamente en el Pleistoceno Superior. Estos conos conforman una alineación de edificios volcánicos de tipo básico (entre basaltos y traquibasaltos). La ausencia de dataciones que se tiene de estos materiales impide conocer el orden cronológico en el que se han producido las erupciones volcánicas de esta Serie. Por su composición se trata de materiales de la Serie III provenientes de centros de emisión cercanos; conos de piroclastos bien conservados cuyas coladas basálticas (algunas de gran potencia) son las responsables de la formación de la plataforma tras el relleno del relieve anterior.
El Monumento Natural de Montaña Colorada se presenta como un conjunto muy heterogéneo desde el punto de vista geológico y, sobre todo, geomorfológico; aspecto éste que se refleja en un paisaje muy variado y hasta cierto punto complejo (conos, domos, barrancos, interfluvios, campos de coladas, etc.). Esta complejidad es fruto de la combinación de numerosos elementos, factores y procesos de índole abiótica, biótica y antrópica que han ido construyendo y esculpiendo un Espacio de apariencia diversa.
Sin embargo, esta complejidad se ve ciertamente reducida por una formación vegetal homogénea y específica; se trata concretamente de un pinar de cobertura media- baja (típico de las zonas altas de la vertiente Sur de la Isla) que se muestra más concentrado en unos sectores que en otros.
Como recursos paisajísticos el Monumento Natural presenta una gran riqueza; fundamentalmente destacan los tres conos de piroclastos y Montaña Las Coloradas. A excepción de Montaña Rica (1088 metros), estos se aproximan a los 1500 metros, por lo que destacan en la panorámica general de la zona. A su vez ofrece dos importantes campos de coladas con pendientes muy suaves que se extienden por los extremos NE y casi toda la mitad meridional.
Sin embargo, el Monumento se exhibe desde una amplia cuenca visual donde aparecen diversos conos, lomos, barrancos, etc., rodeando al Espacio Natural Protegido, por lo que éste no se distingue notablemente en la panorámica general de la zona. A su vez su situación es muy abierta y no se enfrenta a ningún tipo de obstáculo, por lo que el paisaje se presenta como uno de los principales recursos que caracterizan al Monumento.
Para una caracterización más concreta de los recursos paisajísticos del Monumento Natural se pueden identificar 4 unidades de paisaje fundamentales para cuya diferenciación se debe recurrir a varios criterios (bióticos, abióticos y antrópicos); de este modo se obtiene:
La gran mayoría de la superficie ocupada por el Monumento Natural de Montaña Colorada corresponde a áreas potenciales de pinar. Los pinares ocupan los sectores secos más altos por encima del nivel de condensación del mar de nubes, pertenecientes al dominio del piso bioclimático meso canario seco, caracterizados por la influencia de los contralisios, por la gran diferencia térmica entre la noche y el día, por las escasas precipitaciones y por los contrastados valores de humedad, tanto diaria como estacional. Estos pinares presentan un carácter xerofítico acusado y un cortejo florístico bastante pobre.
El Monumento Natural de Montaña Colorada se encuentra poblado en las zonas altas y en las estribaciones en torno a Las Mesas por un pinar disperso de Pinus canariensis típico del sur de la isla, pobre en sotobosque. Los claros que aparecen dentro del bosque, así como los límites del mismo, están poblados por comunidades de jaras (Cistus symphytifolius y C.monspeliensis) y escobón (Chamaecytisus proliferus). Las zonas florísticamente más ricas son los barranquillos de la vertiente sur, donde aparece un mayor número de especies, entre las que cabe mencionar las esparragueras (Asparagus plocamoides), los bejeques (Aeonium spathulanum y A.urbicum) y cerrajón (Sonchus acaulis y Sonchus canariensis). Las zonas que han sido deforestadas para su transformación en bancales permanecen en la actualidad ocupadas por cultivos, abandonados en su mayoría, (almendros, vid, higueras, tuneras,…) o han sido colonizadas por comunidades naturales de sustitución de porte arbustivo como jarales, vinagrerales (Rumex lunaria) y magarzales (Argyranthemun frutescens), o bien por comunidades herbáceas autóctonas dominadas por especies como el cardo de medianías (Galactites tomentosa) o el hinojo (Foeniculum vulgaris). Los terrenos más degradados están ocupados por pastizales de gramineas (Cenchro ciliaris-Hyparrhenietum sinaicae).
Dentro del monumento Natural es destacable la presencia de fauna íntimamente ligada al pinar, tanto si hablamos de aves, nidificantes o no, como de insectos cuyos ciclos vitales dependen del pino.
La fauna vertebrada presente en el Monumento Natural está dominada, como es habitual en islas, por la avifauna, si bien, también encontramos reptiles y mamíferos dentro del espacio.
Se trata de una zona en la que se han practicado diversas prospecciones y estudios arqueológicos a lo largo de la década de los noventa, a cargo de la Dirección General de Patrimonio Histórico del Gobierno de Canarias que se plasmaron en diferentes Cartas Arqueológicas que se encuentran en las dependencias del C.I.C.O.P. (Centro Internacional para la Conservación del Patrimonio).
La presencia de numerosos bancales, construidos con el tradicional sistema de muros de jable, da testimonio de la importante actividad agrícola que se realizó en este lugar. De hecho, los vinos producidos en esta zona llegaron a tener fama internacional en siglos pasados. Asimismo, en relación con esta labor agrícola, se advierte la existencia de árboles frutales como higueras y almendros, en muchos casos asilvestrados.
Asociada a esta actividad agrícola se localizan diversas construcciones antiguas que presentan una tipología tradicional canaria, excepto las situadas en la Finca de las Coloradas que parecen tener otro origen constructivo relacionado con el carácter foráneo de sus propietarios. Tanto las construcciones localizadas en el Pinar de Las Canales, como las localizadas en la finca de Las Coloradas son edificaciones de considerables dimensiones asociadas a la actividad agrícola, ganadera y forestal. En ambas, además se aprecian hornos, goros para cochinos, eras, etc. Todas éstas eran estructuras empleadas en el trabajo rural, lo que denota la gran actividad que históricamente ha tenido este Espacio.